El ego es sólo una ilusión, pero muy influyente. Dejar que la ilusión del ego se convierta en tu identidad puede impedirte conocer tu verdadero yo. El ego, la falsa idea de creer que eres lo que tienes o lo que haces, es una forma retrógrada de evaluar y vivir la vida.
Nadie ha visto nunca la cara del ego. Es como un fantasma que aceptamos como una influencia controladora en nuestras vidas. Veo el ego como nada más que una idea que cada uno de nosotros tiene sobre nosotros mismos.
La idea del ego ha estado con nosotros desde que comenzamos a pensar. Nos envía mensajes falsos sobre nuestra verdadera naturaleza. Nos lleva a hacer suposiciones sobre lo que nos hará felices y terminamos frustrados. Nos empuja a promover nuestra autoimportancia mientras anhelamos una experiencia de vida más profunda y rica. Nos hace caer en el vacío del ensimismamiento una y otra vez, sin saber que solo necesitamos despojarnos de la falsa idea de quiénes somos.
Nuestro verdadero ser es eterno. Es la fuerza de Dios dentro de nosotros. El camino de nuestro ser superior es reflejar nuestra realidad interna en lugar de la ilusión externa.
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