Parábola de la luz, vida y creación. Tres personas iban caminando por el bosque; un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente y un poco atrás, iba un joven estudiante. Fue entonces cuando el poderoso dirigiéndose al sabio dijo: Me han dicho en el pueblo que eres una persona poderosa y que puedes hacer milagros.

Parábola de la luz, vida y creación. Tres personas iban caminando por el bosque; un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente y un poco atrás, iba un joven estudiante.Fue entonces cuando el poderoso dirigiéndose al sabio dijo: Me han dicho en el pueblo que eres una persona poderosa y que puedes hacer milagros- Soy una persona vieja y cansada, ¿Cómo crees que yo podría hacer milagros? Respondió el sabio- Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos.- ¿Te refieres a eso? dijo el sabio- Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor al enfermo o para el ciego.- Muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.Ante la insistencia, el sabio acepto mostrarle tres milagros:¿Esta mañana volvió a salir el sol?- Sí, claro que sí- Pues ahí tienes un milagro, el milagro de la LUZ- Yo quiero ver un verdadero milagro.- ¿Quieres ver otro milagro? ¿Tu esposa acaba de dar a luz, verdad? - ¡Sí! fue varón- Ahí tienes el segundo milagro, el milagro de la VIDA- Sabio, quiero uno verdadero- Estamos en época de cosecha- ¿No hay trigo y sorgo donde hace solo unos meses había tierra?- Si, igual que todos los años- Pues ahí tienes el tercer milagro, LA CREACIÓN- Hasta cuando, te burlas.- Sus palabras fueron cortadas por el sabio. Lamento que no hayas podido ver, y comprender la maravilla que existe en todo aquello que te he mostrado, lamento desilusionarte.Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró, muy desilusionado. El sabio y su alumno se quedaron en el bosque. Cuando el terrateniente iba muy lejos, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó un conejo herido, sopló sobre él y sus heridas quedaron sanadas.El joven estaba algo desconcertado le dijo:- Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?– El maestro respondió– Lo que buscaba él no era un milagro, sino un espectáculo. Debes valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día, para que puedas ver los grandes.Feliz viaje de auto descubrimiento Gracias, gracias, gracias, Námaste @dinopierini#reikisalud

Parábola de la luz, vida y creación. Tres personas iban caminando por el bosque; un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente y un poco atrás, iba un joven estudiante.

Fue entonces cuando el poderoso dirigiéndose al sabio dijo:

Me han dicho en el pueblo que eres una persona poderosa y que puedes hacer milagros

– Soy una persona vieja y cansada, ¿Cómo crees que yo podría hacer milagros? Respondió el sabio

– Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos.

– ¿Te refieres a eso? dijo el sabio

– Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor al enfermo o para el ciego.

– Muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.

Ante la insistencia, el sabio acepto mostrarle tres milagros:

¿Esta mañana volvió a salir el sol?
– Sí, claro que sí
– Pues ahí tienes un milagro, el milagro de la LUZ
– Yo quiero ver un verdadero milagro.

– ¿Quieres ver otro milagro? ¿Tu esposa acaba de dar a luz, verdad?
– ¡Sí! fue varón
– Ahí tienes el segundo milagro, el milagro de la VIDA
– Sabio, quiero uno verdadero

– Estamos en época de cosecha
– ¿No hay trigo y sorgo donde hace solo unos meses había tierra?
– Si, igual que todos los años
– Pues ahí tienes el tercer milagro, LA CREACIÓN
– Hasta cuando, te burlas.

– Sus palabras fueron cortadas por el sabio.

Lamento que no hayas podido ver, y comprender la maravilla que existe en todo aquello que te he mostrado, lamento desilusionarte.

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró, muy desilusionado.

El sabio y su alumno se quedaron en el bosque. Cuando el terrateniente iba muy lejos, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó un conejo herido, sopló sobre él y sus heridas quedaron sanadas.

El joven estaba algo desconcertado le dijo:
– Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?
– El maestro respondió
– Lo que buscaba él no era un milagro, sino un espectáculo.

Debes valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día, para que puedas ver los grandes.

Feliz viaje de auto descubrimiento

🙏 Gracias, 🙏gracias, 🙏gracias, Námaste @dinopierini

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