Es normal que al principio sientas que te cuesta concentrarte. Me imagino que te refieres a que sientes que tu mente vaga y salta de un sitio a otro, dispersándote constantemente.
Al menos eso es lo que piensas: que no te puedes concentrar, que no logras controlar tu atención y que lo estás haciendo mal.
Bueno, pues lo cierto es que sí que estás meditando y sí que lo estás haciendo bien. Meditar es cultivar la mente, mientras te haces presente en el aquí y en el ahora.
Si meditar es, ser y estar consciente del presente, entonces tú lo estás siendo, cuando te das cuenta de ese fenómeno, significa que si estas prestando atención a algo o de cómo baila la mente de un pensamiento a otro.
Esto forma parte del proceso. Por tanto, permite que ocurra. Poco a poco, sin pretenderlo, conseguirás una atención presente y sostenida durante más tiempo; enfocada en una actividad en particular o foco de atención,
La atención es como un músculo. Cuanto más tiempo la ejercitamos, más la fortalecemos y con el tiempo la podemos mantener enfocada en el objeto que decidamos.
Cuando piensas crees que no te concentras, en realidad, estás siendo consciente de la dispersión de tu mente y este uno de los primeros pasos en la práctica de la meditación.
El siguiente paso consiste en permitir esa dispersión, sin luchar con ella. La palabra clave es permítirla desde la paz, sin prestarle atención a tus pensamientos, sino en la actividad que realizas, foco o simplemente, consciente de tu respiración.
Cuando te das cuenta de que te distraes, no te enfades y, amablemente, vuelve a llevar tu atención a la respiración, al cuerpo, o al objeto en el que te estés enfocando.
La meditación es una práctica personal, y es diferente para cada persona. Lo importante es que cada uno encuentre el equilibrio adecuado entre tensión y relajación.
Un día a la vez, sin apego al resultado, solo disfrutando el proceso
Feliz viaje de auto descubrimiento